Antiguas civilizaciones como la griega o la romana ya elaboraban sus propios elixires a base de hierbas, leche, carbón, menta e incluso orina, por su contenido de amoníaco. Hipócrates fabricaba uno con vinagre, sal y polvo de mineral de alumbre. No fue hasta finales del siglo XIX cuando Listerine empezó a comercializarlos con una fórmula mejorada, pero con un mismo objetivo: mantener las bacterias a raya para tener una buena salud bucodental.

«Un enjuague bucal es un vehículo de transporte de un determinado producto que puede producir sensación de frescor en la boca, quitar manchas, reforzar el esmalte, controlar la placa, reducir la sensibilidad dental o eliminar las bacterias presentes en la boca responsables de las enfermedades periodontales, caries y mal aliento. Por lo tanto, antes de comprar un determinado enjuague debemos preguntarnos cuál es el fin para el que está destinado y consultarlo con el dentista», explica la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA).

¿Pero es realmente necesario usar colutorio? Peter Arsenault, odontólogo y profesor del Tufts University School of Dental Medicine, aseguró hace dos años en ‘The Wall Street Journal’ que estos líquidos tenían beneficios, pero que su uso no era esencial, ya que apenas tenían efecto sobre las bacterias que causan el mal aliento. Esta opinión la comparte María José Muñoz, vicedecana de Odontología de la Universidad Europea. «El uso de colutorios no añadiría mucho más a la limpieza ya que nunca va a poder reemplazar a la pasta y el cepillo, sino que es más útil para reforzar». No obstante, la SEPA aclara que «existen recientes estudios que demuestran que determinadas formulaciones son eficaces contra la halitosis. También se utilizan para disminuir el número de bacterias presentes en la boca y para el tratamiento de distintas patologías, como en candidiasis orales y gingivitis necrosantes. Quizá el ámbito de utilización más discutido sea su uso en la prevención de las patologías asociadas a la placa dental», argumentan.

La experiencia clínica y los estudios de población de la SEPA demuestran que estos métodos de higiene habituales se utilizan de manera insuficiente, y por ello el uso de colutorios como complemento del cepillado dos veces al día «ayudaría a los pacientes a obtener un mejor resultado».

A pesar de su utilidad en estos casos, también son numerosas sus desventajas. La SEPA indica que los colutorios con clorhexidina puede tintar los dientes y la lengua, alterar el sentido del gusto, descamar y resecar la mucosa oral, favorecer el depósito de cálculo gingival, producir reacciones alérgicas, reducir la flora bucal y favorecer la aparición de resistencias si se utiliza durante largos periodos de tiempo. Estos efectos secundarios aparecen en distinto grado e intensidad dependiendo de otros factores relacionados con los ámbitos de vida de las personas (cepillado, consumo de tabaco, café, etc.) «Otros productos no presentan casi efectos secundarios», explica la SEPA.

«Los colutorios pueden ayudar a solucionar un problema de forma puntual. El riesgo está en si se abusa de ellos y por eso es necesario que el dentista indique cómo tomarlos y la duración del tratamiento», explica Óscar Castro, presidente del Consejo General de Dentistas de España.

La variedad de enjuagues bucales disponibles en el mercado genera cierta confusión a la hora de elegir el más adecuado. La clorhexidina es, de acuerdo a los estudios científicos, el agente antimicrobiano más eficaz y está presente en la mayoría. Su concentración varía entre un 0,12% y un 0,20%, y dependiendo de ello se necesitará un volumen de producto (de 10 a 15 ml) y tiempo de exposición (de 30 a 60 segundos) determinados. Este producto se suele usar durante un tiempo limitado, aunque también podría estar indicado a más largo plazo a concentraciones más bajas.

Además, la SEPA recomienda «dejar pasar 30 minutos entre el cepillado y el enjuague con un colutorio con clorhexidina, o realizar un enjuague con agua tras el cepillado de los dientes si se va a usar de manera inmediata, ya que los productos presentes en la pasta dental pueden anular el efecto». Otros productos como los colutorios con aceites esenciales y los colutorios con cloruro de cetilpridinio «también han demostrado ser eficaces contra la placa dental y presentan menos efectos indeseables», aseguran.

Otro de los ingredientes presentes en muchos elixires es el alcohol, lo que ha generado una gran controversia entre usuarios y profesionales debido a que algunos estudios lo han relacionado con el cáncer oral, aunque aun faltan evidencias científicas. No obstante, el uso de colutorios con alcohol no debería recomendarse en ciertas personas, como por ejemplo en niños pequeños, en ex alcohólicos y en personas con problemas en la mucosa oral.

Pero hay más razones por las que los expertos consultados aconsejan evitarlo: «Deshidrata la boca, aumenta la aparición de úlceras, retarda su curación e incluso aumenta el dolor», aseguran desde la Clínica Dental García-Triviño. «A la gente le gusta la sensación de frescor y limpieza que deja en la boca, pero es engañoso porque es transitorio», explica Muñoz. «En las marcas blancas, más baratas, no se controlan los componentes y muchas veces no es fácil ver qué llevan», explica Castro, que recomienda no dejarse engañar por la publicidad de los colutorios blanqueantes, «una moda totalmente ineficaz», razona.

Seda y cepillos interdentales

Mientras que para Muñoz los enjuagues bucales son prescindibles en la higiene diaria, el uso de seda dental y cepillos interproximales (o irrigadores bucales si se prefiere) se hace necesario para retirar los restos de comida que quedan en el triángulo que forman los dientes con la encía, ya que podrían pudrirse y causar infecciones y mal aliento. «El hilo dental se utiliza para los espacios pequeños, donde no llegan los cepillos normales. Si hay una mayor separación, los cepillos interproximales son más útiles», aconseja Castro. No suponen ningún riesgo, aunque hay que saber utilizarlos correctamente, -«abrazando al diente, pero sin presionar hacia la encía», dice Castro-, para evitar laceraciones o cortes. «Con utilizarlos cada noche antes de dormir se completaría un ritual de limpieza perfecto», alega Muñoz.

Fuente: elmundo.es